Síntesis Segmento Informativo
viernes, 18 de mayo de 2012
viernes, 11 de mayo de 2012
PLAN DE DESARROLLO MEDELLÍN
Teniendo en cuenta que en el Concejo de Medellín se debate el actual Plan de Desarrollo "Medellín un hogar para la vida" 2012-2015 presentado por el alcalde de la ciudad, Aníbal Gaviría Correa, varias mujeres de diversas comunas y corregimientos del municipio, se dieron cita en el cabildo municipal para exponer sus inquietudes en cuanto a los recursos destinados para este grupo poblacional. Entre las dudas surgidas entre las mujeres se encuentran los rubros para educación ante el incremento del analfabetismo y vivienda de interés social. Por su parte la Alcaldía de Medellín asegura que uno de los grandes beneficios que obtendrán las mujeres tiene que ver con la puesta en funcionamiento del Centro Integral de Atención para las mujeres, más conocido como el proyecto Clínica de la Mujer.
viernes, 27 de abril de 2012
lunes, 16 de abril de 2012
TRANSCRIPCIÓN ENTREVISTA: ANTONIO PÉREZ
TRANSCRIPCIÓN
Antony quiero saber inicialmente quién es Antony, cuántos años tiene, dónde vive, hace cuánto nació y dónde nació. Bueno primero que todo me llamo Antonio Pérez tengo 32 años nací en Caucasia Antioquia un 15 de noviembre de 1979. Empecé en la música a los 12 años y años después me vine de Caucasia para Medellín buscando nuevas oportunidades de trabajo.
CONTEXTO Y OBJETIVO TÉCNICA
OBJETIVO TÉCNICA: Entrevista en profundidad
Comprender la afición del entrevistado por el género vallenato teniendo como contexto la región donde nació y sus gustos, además de conocer a fondo aspectos de su vida personal.
CONTEXTO:
Antonio Pèrez nació en el municipio de Caucasia- Bajo Cauca de Antioquia un 15 de noviembre de 1979. Desde muy pequeño sintió un gran amor por el vallenato, situación que lo llevó a cantar un día de la madre en su colegio, La Normal Superior la Hacienda. Sin embargo su poca experiencia en los escenarios y quizá el temor al público, lo obligó a dejar el escenario en la mitad de la canción. Años después cantó en esta misma localidad con una agrupación denominada la Revelación Vallenata y gracias a su talento recogió 150 mil pesos.
A sus 18 años de edad y desobedeciendo un reglamento, se bañó acalorado después de jugar un intenso partido de fútbol en Cali. Esta actuación le partió la vida en dos, pues durante nueve meses estuvo en coma y cuando despertó los médicos le diagnosticaron el síndrome de Guillain Barré, una enfermedad neurológica que afecta los nervios y que finalmente le dejó su pierna derecha inmóvil.
Esta enfermedad generó en Antony, como se hace llamar artísticamente, una gran depresión que lo conllevó a intentar suicidarse por más de tres ocasiones, fracasando para satisfacción de él y su futuro.
Luego y buscando oportunidades de trabajo se vino para Medellín a cantar en los buses canciones de reconocidos y afamados cantantes de vallenato en Colombia. Gracias a su trabajo y empeño compró casa, y gracias tal vez a su voz, se conoció con su ex esposa Viviana, con quien tuvo una niña llamada Geraldine.
En la actualidad no ha vuelto a subirse a los buses puesto que se mantiene de gira por diversas regiones de Antioquia, incluso es llamado por algunos cantantes como Nelson Velásquez y Luis Miguel Fuentes para hacerles coros.
Asegura este cantante innato que habrá Antony para rato teniendo en cuenta que ya está terminando su gran trabajo musical.
“Capacitado para cantar”
Por: Alejandra Gómez Múnera
No he conocido jamás a un buen cantante de vallenatos que haya nacido en un páramo o en una región donde un buen abrigo de lana y una bufanda sean parte de la vestimenta diaria, y Antony no podía ser la excepción. Nació hace 32 años en el municipio de Caucasia, una localidad del Bajo Cauca de Antioquia donde el calor y el ambiente costero invita a sus lugareños a pasar largas horas acostados en hamacas sujetas a la sombra de un árbol.
No he conocido jamás a un buen cantante de vallenatos que haya nacido en un páramo o en una región donde un buen abrigo de lana y una bufanda sean parte de la vestimenta diaria, y Antony no podía ser la excepción. Nació hace 32 años en el municipio de Caucasia, una localidad del Bajo Cauca de Antioquia donde el calor y el ambiente costero invita a sus lugareños a pasar largas horas acostados en hamacas sujetas a la sombra de un árbol.
Pero Antony es un nombre artístico fue bautizado en 1979 como Antonio Pérez por sus padres en una iglesia de la municipalidad. Físicamente es moreno, un tono más oscuro que el cantante de vallenatos Diomedez Díaz. Su estatura refleja tal vez la genética de su familia, ni muy alto ni muy pequeño en promedio un metro con 65 centímetros.
Sus ojos son cálidos, pequeños y rasgados, muy similares a los de Giordano, un perro de aspecto tierno que para la época de los noventa posaba para la primera pasta de cuadernos norma con una mirada aguada y brillante. De manera similar a sus ojos, sus labios son pequeños y delineados triangularmente en la parte posterior, su nariz es tan recta como una línea vertical y podría incluso pensar que sus mejillas fueron, en múltiples ocasiones, acariciadas bruscamente, como cuando uno quiero apachurrarlas por lo abultadas que son.
Sin embargo y aunque es un hombre aparentemente sano, la vida le jugó una mala pasada cuando tenía 16 años de edad. Al término de un partido de fútbol en Cali con el Club Boca Juniors, fue a bañarse al hotel para cumplir con una cita amorosa. La instrucción era clara… después de un partido de dos horas el cuerpo sólo puede recibir una ducha ligera como para retirarse el sudor, no un baño de 45 minutos.
Al salir intempestivamente del hotel, Antony fue a encontrarse con su amiga en una cafetería del sector. Segundos más tarde sintió una leve picada por toda la espina dorsal, ese leve dolor se extendió por toda la columna vertebral y cuando él se preguntó lo que pasaba, instantáneamente perdió el conocimiento. Inmediatamente fue llevado en un taxi a un hospital de Cali donde cerca de un mes estuvo internado. Pero aquella dificultad no terminó allí, durante nueve meses su espíritu se desligó de su cuerpo en el Hospital San Vicente de Paul de Medellín y permaneció inmóvil, es decir en estado de coma. No recuerda nada y tampoco, como lo mencionan algunos, pudo observar la luz de un túnel. Y si acaso la vio le tocó devolverse porque el destino le tenía preparadas muchas cosas.
Después de casi un periodo de gestación, Antony tuvo que enfrentarse a un grave y doloroso diagnóstico médico: el Síndrome de Guillain Barré, dicha enfermedad daña partes de los nervios y el mencionado daño causa hormigueo, debilidad muscular y parálisis. Por ello su pierna derecha no presenta ningún tipo de movilidad y desde que se levantó del coma debe desplazarse con dos muletas, con sus dos grandes compañeras que incluso hasta el escenario lo llevan a cantar. No obstante asegura que su condición física lo llevó a presenciar en vivo y en directo la discriminación, puesto que muchas casas disqueras se negaron a contratarlo bajo la excusa que “A un man con muletas cómo lo vamos a sacar en la portada del LP”.
Pareciera que la vida de los cantantes de vallenato estuviese condenada a ser la misma, pues de este síndrome ni siquiera se salvó el cantautor Diomedez Díaz, quien en 1998 también fue recluido en un centro hospitalario después de sentir su brazo izquierdo dormido. Contrario a Antony, Diomedez ha tenido una mejor recuperación gracias a los intensos tratamientos y terapias realizadas por cardiólogos y fisioterapeutas.
Precisamente la primera canción que Antony cantó no fue de Diomedez Díaz. La entonó a sus 12 años en un acto cívico de la Normal Superior la Hacienda de Caucasia en la celebración del mes de la madre. Allí, con micrófono en mano salió a cantar “A tu ventana” de la agrupación vallenata “Los Chiches”, una canción que para el año de 1989 estaba bajo el título de un trabajo musical llamado Uno A. Pero Uno A no fue su presentación, la dejó a medias, se llenó de susto, temor, pánico escénico y fue ahí cuando el público lo motivó a seguir cantando. Él no pudo contenerse y abandonó el escenario, en definitiva la gente no pudo escuchar más a “Tu ventana”, esa amorosa melodía que en su inicio decía así:
¡A tu ventana, a tu ventana
He venido a cantarte esta canción
Mi serenata, como regalo
Por ser el día de tu santo hoy
Son notas tiernas que en madrugada
Feliz entonan un acordeón
Hoy mis amigos emparrandados
Nos unimos a la celebración
Despierta corazón porque ha llegado tu amor eterno
Que humilde pide perdón si te he ofendido en algún momento
No empieces a dudar por las intrigas
Que a diario inventen, si tu sabes la verdad
Que es a ti a quien mi alma quiere!
Esa sería su primera presentación en público, un año después ya con 13 años encima y quizá un poco más seguro cantó en un concierto que realizó en Caucasia la “Revelación Vallenata” un grupo que le permitió a Antony subirse al escenario para cantar tres canciones “Causa perdida” “Obsesión” y “Cómo le pago a mi Dios”. Cuando finalizó, el público quedó paralizado y el dueño del bar instó a los espectadores a colaborarle a este nuevo talento y fue así como logró recogerse, en una sola noche, 150.000 mil pesos los cuales gastó en blue jeans, camisetas y tennis, pues confiesa que “estaba mal de ropa”
No obstante y aunque ahora sonríe bruscamente como suelen hacerlo los nacidos en zonas calientes, intentó suicidarse varias veces. Nunca esperó que su pierna derecha dejara de moverse en plena adolescencia cuando se la pasaba jugando fútbol y coqueteándole a mujeres. Su depresión lo llevó un día a subirse en una silla para poner su cuello en la soga. Sin embargo y para fortuna de él, la butaca que lo sostenía siempre caía de lado como tumbada por una mano invisible.
Otro día intentó tirarse de un tercer piso en su casa en la localidad de Caucasia y como siempre había pasado, o llegaba alguien que se lo impedía o la muerte o “la flaca” como la llaman no estaba tan cerca como Antony lo creía. Estos incidentes ocurrieron a sus 18 años de edad, para esa época incluso trató de dispararse en la cabeza con un revolver calibre 28 de propiedad de su tío quien lo atisbó antes que apretara el gatillo.
Antony ya después de haber superado aquella depresión y esas ganas incesantes de abandonar este mundo terrenal y vallenatero, se ríe al comentar que sus primeras relaciones sexuales fueron todo un desastre. No porque su miembro viril no funcionara correctamente, el temor por generar rechazo a su pierna afectada lo llevó a bajarse el pantalón solamente hasta la rodilla. Confiesa que eran relaciones pasajeras y momentáneas que para él no merecían una desnudez completa. Años después una mujer, su exposa Viviana, le enseñó con amor y ternura que sus piernas también eran las piernas de ella. Fue ahí cuando comprendió que el verdadero amor no conoce de discapacidad y discriminación y gracias a superar esas dificultades en la autoestima ya es capaz de parase desnudo sin miedo a ser observado por quien lo acabó de amar físicamente.
Los escenarios musicales de Antony han variado notablemente desde sus 12 años cuando cantó un vallenato acapela en la Normal Superior la Hacienda de su natal Caucasia. Los buses de Medellín especialmente las rutas de la floresta y Laureles son las más apetecidas por él. Incluso se atreve a comentar en tono fanfarrón y muy convencido que “una tarde no la termina con menos de 70 mil pesos después de haber cantado en estos buses, hay gente incluso que me da por cantar una sola canción 5.000 pesos”.
La primera vez que conocí a Antony fue en un bus de Floresta San Juan exactamente en la ruta 242, donde me dirigía hacia el centro de Medellín antes de que se acercara el medio día. Él le solicitó al conductor dejarlo subir para entonar una canción con su compañera, quien para la época era todavía su esposa, Viviana. Los dos pasan por encima de la registradora, y Antony pese a su discapacidad logra sortear el paso con sus muletas para cantar con pista “Hiere” de los Genios del Vallenato.
Aunque debo reconocer que este género musical nunca ha sido de mis afectos ese día logré conectarme con ambos cantantes teniendo en cuenta que Viviana también hacía el papel de corista desde la primera escala que conduce hacia la puerta de atrás del bus. Antony con voz imponente cantó poniéndose una mano en su oído derecho para lograr, tal vez, mayor afinación. El resultado fue asombroso, de los pasajeros que logré observar casi todos hurgaron entre sus bolsos para sacar unas monedas. Por un momento pensé “Por Dios es un gran cantante… ojalá salga adelante”.
Y en realidad y para él, ha salido muy adelante, más de lo que imaginaba pese a su enfermedad que en un principio creyó que le restaría puntos en el mundo musical. En la actualidad es corista de cantantes famosos en la esfera del vallenato como Nelson Velásquez, Luis Miguel Fuentes entre otros recorridos cantantes, de esos que salen en videos con modelos voluptuosas llorando y quebrando portarretratos. A veces, en las madrugadas, recibe llamadas de esos afamados cantantes quienes en estado de embriaguez le recuerdan a Antony que lo quieren como corista para alguna de sus presentaciones. Él muy educadamente dice que mañana es un buen día para hablar pues está durmiendo y contrario a ellos, su único vicio son las mujeres, los vallenatos y la comida. Trasnocha para cantar y no para beber es hincha fiel del atlético nacional y le encanta comer bagre frito no en sancocho.
También hay que verlo en el SPA “Uñas y Uñas” a donde asiste cada vez que el esmalte transparente de sus uñas se está deteriorando. Le cobran 9.000 pesos por el manicure y 11.000 pesos por el pedicure. Se afeita sagradamente todos los días y cada cierto tiempo saca de un bolsillo de su blue jean una barrita de labial Chapstick , se lo unta en sus triangulados labios sin detenerse a que este no se corra de su delineado normal. Asegura que es muy meticuloso con su aseo personal y por un momento me sentí mal al detallar que un hombre tenía las uñas más arregladas que yo, una mujer supuestamente cuidadosa y vanidosa.
Su vida amorosa ha circulado entre cinco novias, su ex esposa Viviana y su actual amor, Sandra, una enfermera que conoció en una discoteca de Puerto Valdivia, una zona calurosa del Norte de Antioquia. Allí fue a cantar vallenatos porque dice “No veo otro género en la voz de Antony” y Sandra, entre tragos y tragos se le acercó y lo invitó a tomar algo, pero él casi siempre pide una Bretaña con hielo.
Esa noche tratando de conversar con una mujer ebria y encantada por su voz, terminó en otro lugar que a él le sonroja contar porque no hubo esperas ni protocolos, tan sólo fue esa vez para que siguieran de allí en adelante juntos. Producto de esa repentina unión, en el útero de Sandra quien tiene 30 años de edad, se gesta una pequeña vida, la de Mariana, una bebé que nacerá según lo estipulado en mayo de 2012.
Es por esto que Antony cada vez que viaja hacia Puerto Valdivia desnuda la barriga de su mujer para cantarle vallenatos a Mariana. Al igual que su madre, tal vez queda emocionada, y desde su saco materno se sacude fuertemente dando pataditas que se asoman abultadamente por la barriga de Sandra. Todos dos esperan que a ella le den traslado para la Clínica León 13 de Medellín con el fin de establecer una familia en Medellín, la ciudad donde Antony ha prosperado, pues ya compró casa y asegura no le falta nada.
Pero Sandra es su segundo gran amor en serio. Su ex esposa con quien se casó por lo civil se llama Viviana y tiene 29 años de edad. La conoció cerca al estadio Atanasio Girardot donde ella trabajaba controlando las entradas a los baños portátiles de mapreco. Con ella estrenó la paternidad y su hija Geraldine de 9 años de edad ya se entrena para cantar vallenatos como su padre. Es afinada y su retrato siempre está en el pequeño álbum de fotos que Antony lleva en su gruesa billetera.
También le gusta componer canciones una de ellas se llama: “Cuando te hayas marchado” y el contexto de su creación está relacionado con algo que le sucedió, pues cabe destacar que el desamor y la traición son los principales componentes de un vallenato, pocas veces la felicidad hace parte de estas canciones y su letra es así:
¡Cuando tu te hayas marchado no tendré que esconder más el rostro en mis manos, así como un día te marchaste llegaste una tarde y robas mi corazón, cuando yo conocí tu alma perdí la sonrisa en mi vida. Cuando yo conocí tu alma perdí la sonrisa en mi vida!
¡Lo que yo a ti decía tu no lo escuchabas y de mi te rías, eres como un jardín de rosas que al llegar el invierno solo queda el aroma. Eres como un jardín de rosas que al llegar el invierno solo queda el aroma!
¡Cuando yo conocí tu alma perdí la sonrisa en mi vida, por ti daría cualquier cosa con tal de tener tu dulce amor. Eres para mí una diosa una rosa hermosa que en un jardín nació. Mil sueños he tenido contigo grandes fantasías mi mundo ha creado, seguro estoy que tenerte a mi lado me hará gritar mil veces que estoy enamorado. Estoy enamorado de ti no lo puedo evitar mucho menos negar lo que siento por ti!
En el transcurso de la entrevista siempre incité a Antony a no perder esa humildad que lo caracteriza si algún día llegaba a triunfar muy alto. Él asegura que habrá Antony para rato, pero destaca además que esos realitys de Colombia tiene Talento o Yo me llamo no le llaman la atención, lo suyo es cantar vallenatos, componerlos aun con la dificultad de encontrar la melodía y ser feliz al lado de su nueva familia: Sandra y Mariana. Y es mentiras lo que dice la letra de la anterior canción, Antony no perdió la sonrisa de su vida, por el contrario es un hombre feliz dispuesto a ser un gran cantante vallenato.
Por ahora no tiene planes de subirse a los buses a cantar puesto que anda muy ocupado de giras por Antioquia para cantar en bares y discotecas. No obstante le agradece a este medio de transporte porque gracias a lo que recogió pudo comprarse una casa en Aranjuez. Y definitivamente es más difícil cantar en un escenario formal que en un bus, de eso él no tiene duda alguna.
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